Se acerca el 9 de julio, Día internacional por la destrucción de las armas. Si el uso de las armas de fuego sólo ha traído violencia y destrucción a la humanidad, aún más preocupante es un niño aprendiendo a usarlas. Son varios los gobiernos que, en supuesta actitud patriótica y de defensa de la soberanía, entrenan a sus niños para utilizar un arma de fuego. Pensamos que, a fin de cuentas, no es más que una mala y desafortunada manipulación de la sensibilidad y la conciencia internacional el presentar a niños en actitudes de guerra. Un niño tiene que aprender a leer, no a pelear.
Según datos de la campaña Armas bajo control cada año se fabrican 8 millones de armas y 16.000 millones de municiones, más de dos balas por cada hombre, mujer y niño del planeta.
Me pregunto. ¿Cuántos libros se editarán en el mundo cada año?, ¿Podríamos cambiar un libro, al menos por una bala?
Ver a un niño leyendo denota que un adulto ha aprendido a quererlo.
Regálale un libro a un niño: La Edad de Oro. José Martí